martes, 12 de mayo de 2015

Anotaciones antiguas

—«¿Se puede tener mucha humanidad y alardear de ello? La acción de alardear me parece un poco incompatible con el hecho de tener humanidad... No sé... Podría ser... Pero me chirría un poco».

—El tío levanta el brazo cuando llega el tranvía para que pare. Siempre. Por si acaso. Más vale prevenir que curar.

—«Niñas pequeñas, de unos seis años, juegan a hacerse las borrachas con una botella de Coca Cola. Lo hacen increíblemente bien. Se tambalean sujetándose la una a la otra por la espalda. Es la mejor interpretación que he visto en mi vida. Mejor que Robert de Niro haciendo de Robert de Niro».

—Diminutivos de adverbios temporales: ayerillo, hoyito, antesinito, despuesijo, anteayerito, yaillo...

—Si fuera un clon (o tuviera un clon), lo primero que haría sería gastarle la broma del espejo (la de imitar los gestos y movimientos como si fuera su reflejo).

—La bala pasó rozando a seis personas. Todas presentaban heridas y abrasiones superficiales a causa de la caricia del proyectil. Había completado un recorrido irrepetible: seis roces consecutivos sin atravesar carne. Una trayectoria DE OTRO MUNDO.

—Redescubriendo los utensilios: usa el palo se selfies para hacer fotos normales, por pura vagancia de acercarse al objeto que quiere fotografiar.

—«Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuetro angelitos que me la guardan», rezaba su madre al acostarle. A lo que el hijo, muy docto, respondía: «Técnicamente, si hablamos del colchón, tiene ocho esquinitas. Y ya, si consideramos la cama todo el conjunto, colchón + somier + cabezal, tiene muchas más...». PUTO PEDANTE EL NIÑO.

—«Hablando del rey de Roma, por la puerta se asoma», dice mientras pare con suma tranquilidad a un bebé de cinco kilos.

—Enamorado hasta las entrañas de su hermano gemelo, al pobre muchacho solo le consolaba masturbarse mirándose al espejo.

—«Tu verdadero yo es el que ves reflejado en tu pis a primera hora de la mañana y a media noche» (supongo que lo pensé por algo en particular pero no me acuerdo).

—Una especie de samuráis callejeros te seccionan el helado con un fino y veloz movimiento de katana dejando la parte superior sobre la inferior sin ningún cambio perceptible. Viven de la propina que les dan por la miniperformance.

—Deja de creer en Papá Noel, le parece una cosa «de críos», «fantasía barata». Pero sigue creyendo en los Reyes Magos a ultranza.

—POESÍA

Carne putrefacta,
calavera intacta.
Yace en el sepulcro
con posición exacta.

No tiene miedo,
está muerta.
Cuán valiente era
la abuela Ruperta.


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