sábado, 3 de diciembre de 2016

Esto me pasó anteayer

Hoy, en la cola del súper, cuando la mujer de delante de mí ha abierto su bolso para sacar la cartera, yo, instintivamente, he mirado dentro de él. Sin ningún interés particular ni voluntariedad. He dirigido la mirada hacia ahí simplemente porque estaba frente a mí. Era más difícil no mirarlo que mirarlo. Sin embargo, ella se ha dado cuenta y se ha sonrojado. Como si su bolso fuera un reflejo de su mundo interior y yo me hubiese asomado con desvergüenza. Inmediatamente, me he sentido sucio y descarado. No he pretendido inmiscuirme ni fisgonear en su intimidad, pero por unos segundos lo he hecho. He sido un intruso por accidente. Al salir del súper he sentido una necesidad palmitante e irremediable de escribir lo sucedido. No lo he hecho enseguida. He esperado a encontrar un lugar tranquilo. Cuando he podido hacerlo ya se habían perdido algunos matices de la experiencia, de manera que creo que el relato ha quedado un poco fofo y hueco. Ahora, horas después, he decidido añadir esta última parte para dejar plasmada mi disconformidad e insatisfacción con la narración, entrando en el juego del metadiscurso. De hecho, en este mismo instante todos mis pensamientos giran en torno a ese concepto y el relato inicial ha quedado absolutamente empañado por este hilo explicativo que voy tejiendo sobre la marcha. Hasta aquí, todo lo dicho me pasó y lo escribí ayer, salvo esto mismo que estoy diciendo ahora, que es de hoy. Quería ser honesto y aclarar que es de ayer. No sé. En fin, ya no me interesa seguir escribiendo. He retorcido tanto el texto que ya ni siquiera sé qué quiero decir. Ha sido un experimento y ha salido mal.

El loco de la cordura

Un loco extremadamente coherente. Dice cosas de sentido común todo el tiempo. Sin cesar. Certezas y sensateces como un templo, repetidas hasta la saciedad. Enunciados del tipo: «tened mucho ojo con la avenida principal, el tráfico es peligroso», «se ha encapotado el cielo, no olvides coger el paraguas», «cuidado, no juegues con fuego, te puedes quemar», etc. Verdades como puños. Locura bien llevada. Aseveraciones que cualquier persona suscribiría. Las dice sin descanso, como si no hubiese mañana. El vaso de la corrección se ha desbordado. Ahí radica su demencia. Nadie podrá refutarle jamás. Y esa virtud es a la vez su mayor desgracia. No se me ocurre una manera más cuerda de estar como una cabra ni una manera más loca de tener los pies en la tierra. Tiene razón en todo y está perdiendo el juicio por ello.

Mente estamental

"Alguien pronuncia la frase «perdón, estaba pensando en voz alta» y a continuación se vuelve a disculpar: «perdón, solo estaba pensando en voz alta». Por lo visto el primer «estaba pensando en voz alta» solo tiene sentido en su cabeza, se le ha escapado. En el discurrir de su cavilación interna ha tenido algún tipo de infrapensamiento (o suprapensamiento) en otro estrato de conciencia secundario (muy hondo, en un espacio minúsculo) y en el nivel de pensamiento principal se ha tenido que disculpar por haber verbalizado inconscientemente ese pensamiento profundo. ¿Ante quién? ¿A quién le ofrece explicaciones? ¿A sí mismo? ¿Qué mierda turbia de fracciones cerebrales y abstracciones difusas esconde? El asunto es que también lo ha verbalizado en la realidad, físicamente, con su voz. Ha habido una fuga de datos por partida doble. Y de no ser por ese escape de información por el canal sonoro nadie podría haber intuido nada de esa disyunción psicológica rara. Pero lo ha hecho y ahora los que le han oído se mueren de intriga: «¿Quién es el destinatario real de la primera retractación? ¡Si es mental, por todos los santos! ¿Quién es este loco?». El caso es que gracias a lo más empírico del incidente (la percepción del sonido), se ha accedido a lo más conceptual e indefinido (la suposición más o menos intuitiva de que debe haber una jerarquía mental con varios niveles de conciencia en el cerebro del tipo que ha dicho la frase). ¡EN FIN! ¡DA IGUAL! Cosas mías. Solo estaba pensando en letras escritas". Perdón, solo estaba pensando en letras escritas.

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