viernes, 24 de octubre de 2014

Fundiciones Vol. VII

Con un Neil Patrick Harris y un Miguel Bosé hago la cara de Paul Bettany. En serio. ¡Haced la prueba y veréis! (¿qué prueba? ¿qué coño quiere que haga la gente para comprobarlo?).


lunes, 20 de octubre de 2014

Abanico abandonado

Hoy en las afueras de mi pueblo, mientras volvía a mi casa desde la estación después de un largo día de intenso trabajo, durante el cuál he conocido a una persona bastante peculiar que me ha dicho que el sábado dan una fiesta en una urbanización privada, a la que ya fui una vez y no me trae muy buenos recuerdos, porque claro, esa es otra, si voy ha de ser con invitación del anfitrión, que no me cae muy allá, y la única persona que podría colarme es un amigo que me ha dicho de salir el viernes noche a los pubs de por ahí, plan que seguramente aceptaré porque ya me dirás tu a mí qué hago yo un viernes por la noche en casa muriéndome del asco y sin Internet, que quitamos el otro día el ADSL porque vamos a poner fibra óptica, y claro, hasta que vengan a instalarlo pues nos da tiempo a vivir siete vidas, que por cierto el otro día justo estaba viendo un episodio de «7 vidas» y el personaje  de Toni Cantó hacía un chiste que ahora en su posición política vendría al pelo para... (se va por las ramas de una forma casi perfecta).

Volvamos a empezar, va:

Hoy en las afueras del pueblo, mientras volvía a casa, me he encontrado un abanico en perfectas condiciones tirado en medio de la carretera. Estaba demasiado bien conservado para estar allí a ras de asfalto. Además, era un palmito pesado, bien manufacturado y mejor acabado, como de vieja rica. Me lo he llevado a casa no por su utilidad o por su valor, sino por el hecho excepcional de habérmelo encontrado allí, tristemente abandonado en una carretera solitaria del extrarradio municipal...

Le he hecho una foto:






lunes, 13 de octubre de 2014

No era raro

Era un tipo enrarecido, no raro... Un esotérico que había labrado su rareza a golpe de manía prefabricada y de tic urbano. Había cambiado muchas cosas en su vida, entre ellas aquellas que otrora le parecían bien. Ahora parecía estar enemistado con un montón de objetos y sensaciones. Se había enterrado con mucha paciencia tenaz y ya no pertenecía a este mundo. Más bien al mundo de lo inexacto, de lo peregrino. Atravesaba un estado permanente de embriaguez reflexiva, como si fuese extravagante de forma consciente pero distante. Pero no era raro, estaba enrarecido... El hombre empatizaba solo con lo artificial. Se había armado en su imaginación con todo lo que no poseía. No era normal, tampoco extraño. En cierto modo, era una persona real instaurada en un submundo irreal, o una persona irreal infiltrada en un mundo de presunta normalidad. No sé... No era raro, estaba enrarecido... Pasaba tardes enteras jugando solitarios con dos vasos de agua sobre la mesa, ambos para él. Antaño uno de esos vasos lo utilizaba alguien, seguro. Tenía un gato al que llamaba Greta y los Garbo, pero a veces prefería llamarle Tommy Robredo. Otro de sus vicios baladís era hacer como que oía las conversaciones ajenas, pero no escuchaba nada, era todo una treta para parecer un cotilla entrometido. En realidad, en lo único en lo que se entrometía era en su propia naturaleza. Pero no era raro, estaba enrarecido... Era un extraño para sí mismo, y su cuerpo era un mero representante, un utensilio burocrático y mecánico para realizar tareas básicas mientras pensaba en otras cosas, como recordar cuando cantaba en la ducha. No era raro, estaba enrarecido... Era un producto industrial resultado de horas alienándose a sí mismo. también era un producto conceptual ideado por una esencia impura que venía tomando el control desde hacía tiempo. En su proceso de enrarecimiento ya casi había escalado todos los peldaños, ya casi tocaba el cielo de las contradicciones y ya casi parecía un raro innato que, sin embargo, había sido fabricado por un ente pensante que habitaba su ser. Y ya no se veía reflejado ni a sí mismo, ni a su producto. Pero no era raro, estaba enrarecido... A veces miraba al cielo con lupa, y en otras ocasiones te pedía la hora redonda, sin minutos. Escalaba su propio yo con extraordinaria fe en llegar a una cima poblada de microbios especulativos. Mandaba mensajes a su hermano gemelo que nunca existió, y eso que él sabía que nunca había existido, pero quería hacer como que sí. No era raro, estaba enrarecido... Cuando tenía hambre, llenaba cuadernos con anotaciones muy precisas sobre cómo debía ser el hambre si tuviera una forma física. Tenía un violín en casa que usaba como escritorio, mientras que el escritorio le servía como instrumento de percusión. Oía silencios que le decían que debía enterarse y voces que se callaban lo que quería oír. Pero no era raro, estaba enrarecido... Profanaba tumbas para cronometrarse a ver cuánto tardaba en hacerlo. Tenía sus marcas apuntadas en el mismo cuaderno de los bosquejos sobre el hambre, en el mismo cuaderno en que registraba el tiempo que llevaba vivo para asegurarse de que su vida continuaba pasando y todo tenía cierto sentido. Cuando dormía, soñaba que era normal, o raro. Pero ya sabéis.... No era raro, estaba enrarecido...

Si te llaman raro, no hagas caso, sé valiente, sé libre, asume la verdad: 
No eres raro, estás enrarecido...



Al final, toda la parafernalia paranoide era un texto propagandístico de Coca Cola...
Coca Cola apostando fuerte por textos largos que llevan un eslogan muy loco...
Coca Cola sumándose al absurdo, a la parrafada gris, a la descripción confusa...
Coca Cola siguiendo una estrategia muy poco comercial, muy jodidamente difusa...

domingo, 12 de octubre de 2014

Soñar sin significado

Hoy he soñado una situación que, aunque no se podría definir como surrealista porque sería exagerar estridentemente, sí me ha suscitado muchas preguntas. Estaba en Facebook deslizándome por el Timeline y leía un comentario de un tipo en su propio post que decía «naif aerotipo». La entrada era un enlace a un artículo sobre algo relacionado con la industria o la construcción o algo así, pero esto no aporta ningún valor al sueño.

Dejando de lado el asunto de comentar tus propios posts, que tampoco es tan raro, me ha sorprendido el haber soñado (y recordado) dos vocablos/conceptos tan dispares de forma tan cristalina y por escrito. O sea, si me dijeras que he soñado con el arte naif o algo de estilo naif vale, pero soñar con la representación gráfica de los sonidos que designan al concepto en sí... No sé, qué quieres que te diga, nunca me había pasado...

Otra cosa que me rechina también es la nula relación de ningún tipo entre las dos palabras. No consigo establecer el nexo de unión; de hecho, seguramente no lo hay. Pero es que todavía hay más, la palabra «aerotipo» ni siquiera existe como tal.

Por otra parte, el comentario tampoco tiene ningún tipo de vínculo con el contenido de la publicación. Presuntamente, claro, porque yo, en el sueño, no llego a pinchar en el enlace, así que no leo el artículo y por lo tanto no sé si lo que explica tiene que ver con las palabras del comentario y tal... En fin... Soñar sin significado, soñar abstracto.




Datos personales