lunes, 20 de octubre de 2014

Abanico abandonado

Hoy en las afueras de mi pueblo, mientras volvía a mi casa desde la estación después de un largo día de intenso trabajo, durante el cuál he conocido a una persona bastante peculiar que me ha dicho que el sábado dan una fiesta en una urbanización privada, a la que ya fui una vez y no me trae muy buenos recuerdos, porque claro, esa es otra, si voy ha de ser con invitación del anfitrión, que no me cae muy allá, y la única persona que podría colarme es un amigo que me ha dicho de salir el viernes noche a los pubs de por ahí, plan que seguramente aceptaré porque ya me dirás tu a mí qué hago yo un viernes por la noche en casa muriéndome del asco y sin Internet, que quitamos el otro día el ADSL porque vamos a poner fibra óptica, y claro, hasta que vengan a instalarlo pues nos da tiempo a vivir siete vidas, que por cierto el otro día justo estaba viendo un episodio de «7 vidas» y el personaje  de Toni Cantó hacía un chiste que ahora en su posición política vendría al pelo para... (se va por las ramas de una forma casi perfecta).

Volvamos a empezar, va:

Hoy en las afueras del pueblo, mientras volvía a casa, me he encontrado un abanico en perfectas condiciones tirado en medio de la carretera. Estaba demasiado bien conservado para estar allí a ras de asfalto. Además, era un palmito pesado, bien manufacturado y mejor acabado, como de vieja rica. Me lo he llevado a casa no por su utilidad o por su valor, sino por el hecho excepcional de habérmelo encontrado allí, tristemente abandonado en una carretera solitaria del extrarradio municipal...

Le he hecho una foto:






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales