miércoles, 14 de mayo de 2014

Discriminación positiva

De la foto que veis aquí abajo florecen varias ideas. Como podéis observar, se trata de la típica imagen de puerta de local que indica que solo pueden entrar hombres, pero a la que se le ha borrado una de las piernas. 

La primera idea, la idea original que pensé y tuve que apuntar deprisa y corriendo en mi móvil incluso antes de hacer la foto, era la idea de un lavabo para hombres tullidos de la pierna izquierda (o la pierna derecha, dependerá de si el icono pretende representar a un señor de cara o a un señor de espaldas). Un servicio que solo permite la entrada a hombres con esa pierna mutilada. Ni siquiera pueden entrar los hombres con prótesis, aunque se la quiten. El baño está pensado solamente para aquellos que hayan decidido proseguir su vida caminando a la pata coja después del postoperatorio. Sin bastones ni ortopedias, sin trampa ni cartón. Retretes para hombres de verdad que hacen gala de su carencia portándola con la cabeza alta (la idea de portar una carencia, trasladar una ausencia, un vacío) y que se desplazan sobre un único punto de apoyo. Un váter imposible de usar. 

Por cierto, en mi imaginación el baño tiene guardias de seguridad custodiando la entrada y protegiéndolo de la incursión de gente que no cumple los requisitos morfológicos. 


La segunda intuición que se me ocurrió vino después de apretar el gatillo fotográfico y tiene que ver con el flash. Lo veis, ¿no? El flash hace que parezca que el hombrecillo cojo se esté quemando vivo. Un baño para mutilados de una pierna que prefieran vivir a la pata coja y que estén ardiendo en ese preciso instante. Un baño prácticamente inaprovechable. Un váter, por estadística, inservible. Muy jodido sería que fuese usado por alguien [en esas circunstancias concretas que describe la imagen] más de una vez en 10 años. Qué diablos... Muy jodido sería que fuese usado por alguien en esas condiciones tan solo una vez en toda su vida útil (hasta en el caso de que el lavabo fuese eterno). 

La idea de que alguien en ese estado se pare a pensar en que no puede aguantar más sin mear y decida ir al baño. Que la orina acumulada pueda más que el fuego carbonizándole el cuerpo. Alguien muy loco que prefiere hacer sus necesidades fisiológicas antes que atender su principal necesidad en ese momento: apagar las llamas que le están matando. 

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