sábado, 5 de abril de 2014

De cosas que superan nuestra inteligencia (qué va... son mierdas, como siempre)

PUsafpie aefoiudnoi
La desproporción áurea. Una asimetría perfecta. Un desorden físico sumamente pulcro. Un desgarro fabuloso del equilibrio celestial. Un caos etéreo e inaccesible. El máximo exponente de la perfecta irregularidad. Un ataque increíblemente bello a la estética estandarizada. ¿De qué estoy hablando? ¿No caéis? ¿De verdad que no? Si no es tan difícil… ¿No? Pues nunca lo sabréis. Sufrid en silencio la tortura de no saber a qué me refiero. ¡Yo y solo yo sé de qué hablo! ¡JA JA JA JA! Ups, si lo he puesto en el título, qué tonto… Ah bueno, pero lo escribí un día que andaba ebrio. ¡Toma ya! Ahora sí que nunca lo sabréis. Adiós, sumos ingenuos. Lo más cerca que estaréis de la desproporción áurea es este párrafo absurdo. ¡JA JA JA JA! 

BLASFEMIA ANIMAL
Un ave se caga en una escultura de Cristo. ¿Despertará una cagada de pajarito la furia de Dios? ¿Será juzgada esa ave para ingresar en el infierno de las aves? Nunca. Por hacerlo un poco culto, podemos argumentar que, al no tener capacidad de raciocinio, no se puede considerar blasfemia y, por tanto, no iría al infierno animal. Pero, ¿qué animal hace uso de razón? Ninguno. Responden al instinto. Entonces, podemos concluir que no existe un infierno de animales, ya que de la misma forma que no distinguen entre el bien y el mal, no debe haber tampoco recompensas ni penitencias. Como no existe un infierno de animales, todas las almas animales deben de ir al cielo. Ahora bien, ¿cuál es el índice o coeficiente de raciocinio mínimo necesario para distinguir en su totalidad el bien del mal? Tiene que haber uno. Y cabe la posibilidad de que algún día alguna especie llegue a esa frontera intelectual. La evolución está ahí. ¿Obligaría eso a construir un infierno para esa especie? ¿Se tendría que edificar con ladrillos hechos de Bosón de Higgs? ¿Habría reformas en el más allá? ¿Reformas? ¿Pero no era tan perfecto el reino de los cielos? Esto de desmorona…

DON TRUNCADO
Esta es de un tío con memoria fotográfica que sufre poderosas amnesias. Amnesias muy fuertes. Graves, pero muy fuertes. Meter ahí ese «graves» que significa lo mismo de «fuertes»… No requeríamos esa información, ya estaba dicha. En fin… Que es un don truncado, una capacidad castrada. La deficiencia apaga la facultad. Es como tener el gen musical innato para ser un virtuoso para el piano y nacer manco.

LA LOCA DE LAS BUFANDAS
La loca de las bufandas tenía miedo a los guantes y devoción incomprensible por las bufandas. Nadie sabía por qué. O nadie quiso decir nunca nada, quién sabe. El asunto era muy oscuro. Las criaba como hijos. Ponía bufandas a otras bufandas cuando, según ella, sus bufandas predilectas tenían frío. Los guantes la aterraban, no podía ni verlos. Muy turbio era todo. Era llegar el invierno e invadirla una mezcla de felicidad y terror que no quedaba nada bonita. Jamás se supo el motivo de aquello. Jamás se intuyó el desencadenante de aquella estrambótica dualidad psico-textil. Sobrecogedor…



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